Etiopía atraviesa una compleja situación política con conflictos externos y fuertes tensiones internas de tipo racial. El ascenso al poder de Abiy Ahmed Ali1, líder del Partido de la Prosperidad, pareció iniciar un proceso democrático y de paz en todo el país, con la liberación de presos y legalización de grupos políticos2. Sin embargo, dos años después, este proceso no puede estar más lejos de sus objetivos.
El país tiene más de 80 etnias y religiones diferentes, con grandes conflictos entre ellas. Así, en el 1990, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF) fue establecido, representando a las principales etnias del país (Tigray, Amhara, Oromo y Pueblo del Sur), aunque estaba liderado por los Tigray. El EPRDF lideró el derrocamiento de la dictadura comunista en 1991 y estuvo en el poder hasta 2019, reestructurando las divisiones administrativas en etnias y constituyendo un “federalismo étnico” donde los nacionalismos se institucionalizaron3.
Los pueblos Amhara y Oromo cooperaron en 2018 para marginar a los Tigray, la antigua etnia «privilegiada», pero posteriormente se fortalecieron los nacionalismos entre ellas. Los Oromo percibían que los Amhara se habían beneficiado históricamente del desequilibrio de poder a expensas del resto. A su vez , los Amhara veían a los Oromo como los nuevos dueños del poder, aunque estos se siguieran percibiendo como víctimas históricas.
Cada grupo étnico etíope percibe la fragilidad del Estado, la falta de representación política en las instituciones, la opresión de las minorías y la limpieza étnica en cada región desde su propia experiencia. Eso ha producido un claro aumento del etnonacionalismo y la violencia contra el Estado, con desplazamientos a gran escala en todo el país y numerosos asesinatos4. Los líderes políticos utilizan la polarización de la población, basada en la competencia económica por recursos escasos, para lograr sus objetivos en las instituciones.
A semejanza de lo que ocurre en muchas zonas del planeta, la raíz de los problemas de la población etíope es el populismo de sus élites y las diferencias de clases sociales, no un problema étnico. Mientras la población no asuma esto por su cuenta (que lo hará), el gobierno de Abiy Ahmed debe hacer frente a esa violencia inter-étnica,modificando un sistema administrativo que fomenta la competencia política vinculada a la etnia.
1 https://www.bbc.com/mundo/noticias-50011711 2 https://www.amnesty.org/es/latest/news/2018/01/ethiopia-release-of-hundreds-of-detainees-must-lead-to-freedom-for-all-remaining-prisoners-of-conscience/ 3 https://esdepolitologos.com/el-conflicto-etnico-en-etiopia-que-ha-puesto-en-duda-el-federalismo/ 4 https://elpais.com/internacional/2020-07-01/mas-de-50-muertos-en-etiopia-en-los-disturbios-por-el-asesinato-de-un-musico.html
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https://esdepolitologos.com/el-conflicto-etnico-en-etiopia-que-ha-puesto-en-duda-el-federalismo/
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