El 11 de octubre de 2021, se iniciaba el juicio por el asesinato del presidente Thomas Sankara y doce miembros de su gobierno que pretendia cambiar Burkina faso de raíz. En la primera jornada la ausencia destacada fue la del principal acusado, Blaise Compaoré que accedio a la presidencia del país con el golpe de estado en el que se enmarcaron los asesinatos. Exiliado en Costa de Marfil en 2014, desde que fue desalojado por una insurreción rehusó las peticiones de la justicia burkinesa de personarse ante el tribunal militar1.
A lo largo de los casi 6 meses que ha durado el juicio las interrupciones han sido un habitual acopañante. En medio de todas estas trabas ocurrió un hecho que ponia en peligro el proceso de depuración, el 23 de enero ocurria un nuevo golpe de estado en Burkina faso.
El ejército encabezado por un jefe militar depuso al presidente Roch Kaboré y suspendió la constitución2. Para los instructores del juicio supuso la necesidad de paralizar el proceso hasta recuperar el orden constitucional. Por suerte el 2 de febrero quedó restablecido el orden constitucional.
Finalmente el pasado 6 de abril se dictaba sentencia. Los principales acusados —Blaise Compaoré, Gilbert Diendéré y Hyacinthe Kafando— han sido condenados a cadena perpetua. Otros 9 acusados han recibido penas de entre 9 y 20 años, solo 2 fueron declarados inocentes3. Tristemente, tanto Compaoré como Kafando han sido juzgados in absentia y difícilmente acabarán cumpliendo la condena a pesar de las órdenes de captura internacionales.
Aunque el resultado no es del todo ideal por la huida de 2 de lso cabezillas, al menos el pueblo burkines y la familia de Thomas Sankara al fin han recibido justicia, ahora el pueblo burkines puede buscar un futuro mejor que los aleje de tiempos oscuros y aseguro un futuro con justicia social y libertad.